Cristo nos amó sin buscar su propio bien así que usa tu don por amor a tu prójimo.
En la sociedad actual, donde el egoísmo y la búsqueda del bienestar personal parecen primar, el mensaje de 1 Corintios 13 nos recuerda que el amor debe ser el fundamento de nuestras acciones. El apóstol Pablo, al escribir este capítulo, nos enseña que sin amor, cualquier don o habilidad que tengamos pierde su valor. Reflexionemos sobre cómo aplicar este mensaje en nuestra vida diaria y en nuestras comunidades de fe.
Tu don sin amor no sirve para nada
El capítulo 13 de 1 Corintios comienza con una advertencia clara: cualquier don que poseamos, si no está acompañado de amor, es inútil. Pablo declara:
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.” (1 Corintios 13:1)
Este pasaje nos desafía a examinar nuestras motivaciones. Es fácil caer en la trampa de usar nuestras habilidades para impresionar a otros o para nuestra propia exaltación. Sin embargo, si nuestras acciones no están impulsadas por el amor genuino hacia los demás, se vuelven huecas y sin propósito.
El ejemplo de un pastor talentoso pero ausente emocionalmente en su hogar ilustra esta verdad. Aunque impresionaba a su congregación, su falta de amor hacia su esposa e hijos hacía que sus dones carecieran de valor. De igual manera, nuestras acciones, por brillantes que parezcan, pierden su propósito si no están enraizadas en el amor hacia nuestro prójimo.
¿Cómo puedo usar mi don con amor?
1. Conociendo el verdadero amor
Para usar nuestros dones con amor, debemos primero entender qué significa amar de manera bíblica. Pablo describe el amor como paciente, bondadoso, no envidioso, humilde, y lleno de perdón. Contrario a esto, los corintios vivían una espiritualidad basada en el egoísmo, causando divisiones y conflictos.
Reflexionemos: ¿Cómo tratamos a los miembros de nuestra familia, amigos o hermanos en la fe? ¿Somos pacientes y bondadosos, o nos irritamos fácilmente? Amar no es simplemente un sentimiento, sino una decisión activa de buscar el bienestar de los demás, incluso cuando nos cueste.
2. Usando nuestros dones para edificar a otros
Dios nos ha dado dones para beneficiar a nuestra comunidad. Sin embargo, no utilizarlos o usarlos para nuestra propia gloria es una falta de amor. Pablo nos llama a servir con humildad y a enfocarnos en cómo nuestras habilidades pueden fortalecer la fe de quienes nos rodean. Al hacerlo, reflejamos el amor sacrificial de Cristo, quien vino no a ser servido, sino a servir.
El amor permanece para siempre, los dones no
Los dones son temporales; el amor es eterno. Pablo explica que llegará un día en que los dones ya no serán necesarios:
“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” (1 Corintios 13:8)
Esto nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades. Es fácil enfocarnos en nuestras habilidades, logros o metas, olvidando que el amor es lo único que trascenderá en la eternidad. Cuando Cristo regrese, nuestras habilidades perderán relevancia, pero el amor que hayamos cultivado permanecerá.
Pablo compara esta verdad con la envoltura de un regalo. Los dones son como el papel que cubre el presente: cumplen un propósito temporal, pero lo que realmente importa es el regalo en sí, que es el amor.
Conclusión
El mensaje de 1 Corintios 13 es un llamado a reorientar nuestras vidas hacia el amor. En un mundo centrado en el egoísmo, estamos invitados a seguir el ejemplo de Cristo, quien nos amó sin buscar su propio bien.
Pregúntate:
• ¿Estoy usando mi don con amor o para mi propia exaltación?
• ¿Estoy edificando a mi comunidad con mis acciones?
• ¿Amo a mi prójimo como Cristo me amó?
El amor que ejercemos hoy será una evidencia de nuestra transformación en Cristo y un anticipo del amor perfecto que compartiremos en su Reino eterno. Vivamos, sirvamos y amemos, porque el amor es lo más importante.
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